Ayer pensaba en París. Me llevó allí por vez primera Dumas, luego Hugo y mucho más tarde Valerie, bella y esbelta parisina de corto pelo negro y ojos grises, trabajaba en un Carrefour y estudiaba por las noches lengua castellana. La Bastilla, el Louvre, Versalles, Montmarte, Montparnasse, Plaza des Vosgues o paseando por la margen izquierda del Sena y adentrarme en el Barrio Latino, caminando sin prisa por el Blvd. St. Germain de la mano de ella. A Valerie le conté una bonita tarde de finales de siglo que allí en París, hacía entonces cien años, se habían reunido españoles y estadounidenses, sin siquiera un cubano presente, para negociar el futuro de nuestra Isla maltrecha y harapienta después de varias décadas de batalla cruenta y muchos muertos por fuego, machete, tristeza e inanición.
El Tratado de París de 1898, firmado por los representantes del finado Imperio español y los de la pujante nación del aguila que recién "emplumaba" al norte de América, aplazó nuestra real soberanía peleada con bravura durante tantos años por el Ejército Libertador Mambí que llegó a enfrentar a más de 180 mil soldados españoles, el más grande destacamento de tropas que jamás tuvo la Corona en colonia alguna. E.U negocia con el decadente Imperio el traspaso de sus poseciones con total desconocimiento al Gobierno cubano de la República en Armas y sus maltrechas tropas arrebatándole al pueblo de Cuba las riendas de su destino. Filipinas, Guam y Puerto Rico, pasan de una mano a otra manteniendo su status colonial. Los españoles, justo es decir, lograron arrancarle a los norteamericanos en la negociación, la "independencia" de Cuba, considerada por ellos como una provincia de ultramar en lugar de colonia.
Ya desde 1895 las inversiones norteamericanas en Cuba superaban los 50 millones de dólares y desde de la introducción de la máquina de vapor y el ferrocarril a principios del XIX, modernas fábricas de azúcar tropezaban con la tozudez y las viejas ideas imperiales de las autoridades coloniales. A fines de ese siglo, las tropas cubanas y españolas están exhaustas, son famosos los desmanes del sanguinario Capitán General Valeriano Weyler, sustituido precipitadamente en 1897 por el General Ramón Blanco a la vez que concedían autonomía en "asuntos domésticos" a Cuba y Puerto Rico. Ya era demasiado tarde para España, la "media" norteamericana de entonces no paraba de informar al gran público del coloso norteño sobre el peligroso conflicto cercano, saga del acorazado "Maine" incluida, preparando a la opinión pública para lo que sería la primera guerra imperialísta de la jóven federación de estados, su primer despliegue de fuerza militar, curiosamente enfocado en 4 islas estratégicamente situadas: Filipinas, Guam, Puerto Rico y Cuba. Con el hundimiento del moderno acorazado "Cristobal Colón" en insólita batalla naval frente a la bahía de Santiago concluye irónicamente la epopeya de la conquista de América, iniciada 400 años atrás por el marino genovés y un puñado de aventureros a bordo de tres heroicas caravelas, tres "barquitos de papel".
Tres años después del fin de la guerra ya las inversiones norteñas se habían duplicado y miles de hectáreas de las más fértiles tierras depreciadas por la guerra pasaron a manos de inversionistas estadounidenses, así como concesiones eléctricas, mineras y ferroviarias. La Enmienda Platt quedó ahí durante muchos años "adornando" nuestra "independecia", humillante apéndice constitucional, "democrático" además.
En tan solo un siglo el mundo ha cambiado tanto como no lo hizo en todas las centurias anteriores de la historia de la humanidad sumadas. Pocos años han bastado para ver el surgimiento, desarrollo, apogeo y decadencia de dos modelos sociales de desarrollo, que esencialmente y como se ha demostrado recientemente, no son tan diferentes. Tanto en el Capitalismo como en el Socialismo, los poderosos, teniendo como soporte el trabajo obrero, acaban "socializando", repartiendo descaradamente entre todos, sus pérdidas y sus colosales fracasos. Los "platos rotos" siempre los paga la "hormiga laboriosa"; tanto la "hormiga capitalista", dinámica, luchadora, disciplinada, metódica, ambiciosa, perspicaz, acostumbrada a "trabajar bajo presión", competitiva, egoísta y voraz consumidora como su hermana la "hormiga socialista", menos sofisticada, campechanota e irresponsable, gregaria, suspicaz, indisciplinada, si bien, bastante ingeniosa y atrevida.
Han querido las paralelas de la Historia que al espectáculo de la insostenible situación cubana se sume la dramática hora que vive su poderoso vecino del norte. Todo coincide además con un cambio de Administración del Estado y está claro para todos que estamos en los umbrales de nuevos tiempos que exigen profundo análisis, prudencia y mucha atención. Entre las descomunales tareas que enfrentará la Administración Obama habrá de hacer un sitio a "la agenda cubana", política que tendrá que replantearse totalmente. Nada pudiese mortificar más a los stalinistas que usurpan el poder en Cuba que una iniciativa amigable del Gobierno de los E.U.A con el pueblo de Cuba y su futuro. Como decía hace pocos días Carlos Alberto Montaner, "Cuba es un asunto de política interna para los E.U". El Gobierno de los E.U puede hacer mucho, más que nadie diría Cuco, y siempre desde una nueva perspectiva, para ayudar también "al cambio" en Cuba. El cambio que también los cubanos queremos y no podemos conquistar en las urnas. Obama deberá "comprometer" a los representantes del régimen cubano con el diálogo, acercarse con valentía a una mesa de debate y negociación no es ningún síntoma de debilidad. Unos Estados Unidos "amigables" desarmarían todo argumento de los radicales de ambas orillas que empantanan la solución definitiva por intereses individuales. A este país le interesa que en Cuba haya estabilidad, entidades sólidas de gobierno y una atmósfera económica saludable y dinámica que desaliente la emigración ilegal o una muy probable guerra civil e intervención de marines en re-make. Sería un paso valiente y nada ingenuo de parte de Barack Obama si le ofrece a las actuales autoridades cubanas colaboración real, respetuosa, sin intentar acorralarlos, que les ayude a ir institucionalizando de manera ordenada, gradual, transparente, confiable, el nuevo Estado de Derecho que habrá de sustituir a la actual maquinaria "administrativa" obsoleta e ineficaz un día no lejano. Propiciar el intercambio académico, la eliminación de restricciones de viaje de ambas partes, el reconocimiento por parte de Cuba de los derechos de los cubano-americanos y de sus hijos , así como el de todos los cubanos residentes en el extranjero y sus hijos y también a aquellos que por necesidad portan los más diversos pasaportes y su descendencia, el desmantelamiento de Tv Martí (qué no se vé! y es seguramente "tapadera" de una sangría de recursos absurda e ineficaz con destino a la "derechona", aquí nadie es bobo!...) y sobre todo el levantamiento gradual del embargo en la misma medida que se den avances contundentes en los derechos democráticos de los cubanos de dentro y fuera de la Isla y se den pasos concretos en el desmontaje del viejo esquema totalitario de gobierno.
Extrañamente por estos días revoloteaban por Cuba los Presidentes de Brasil, China y Rusia. No sabemos si es que viajan a despedirse de Fidel Castro, dándose prisa para la última foto con el testarudo "gallego" o es que una nueva "guerra fria" se cocina al calor de las dificultades norteamericanas mientras Raúl canta en chino una vieja canción maoista y el Comandante tramita la entrega. O será que estamos ante una posible "salida interesante" del régimen de La Habana y buscan concenso y apoyo para una "transición" real que incluya la normalización de las relaciones con Washington? Si así fuese, Fidel Castro y su equipo, comandado por su hermano Raúl se nos revelarían por fin como los brillantes estrategas de los viejos panfletos, solo que nos habrían estado "engañando" durante muchos años presumiblemente "para despistar" al enemigo.
En cualquier caso, es hora de estar atentos. Muy pronto habrán transcurrido 110 años de aquella nefasta reunión en París, un 10 de Diciembre de 1898, a donde nunca alcanzaron llegar nuestros aguerridos mambises. Y la historia enseña que el que calla otorga.
3 comentarios:
Qué excelente post!, querido Cuco.
Estás acabando.
Un beso,
Isis
La que está acabando es ud!...Sabes por qué te quiero tanto Reina? .....porque cuando se me desaparecen los visitantes (después que dije lo del fbi...) por ahí aparece mi Generala con su traje gallardo y las brillantes medallas!
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