Aquellos que saben de cómo nos educamos los cubanos después de 1959, tal vez sean los que con mayor facilidad comprendan este relato. Nos vendieron “el paraíso de la humanidad” sin opciones, que los niños y la mayoría de padres compramos. Vivimos décadas de seria entrega a un proyecto que creimos interesante.
Poco a poco, cada uno, desde su íntima perspectiva, fué acumulando con paciencia espartana datos, imágenes y sonidos.
No es un secreto que desde 1959 empezaron a arder los cañaverales inflamados desde avionetas que con toda impunidad despegaban en E.U….
Fidel Castro vino a Nueva York, a la O.N.U y terminó en el barrio de Harlem arengando a los negros desde un balcón del Hotel María pues todo indica que las autoridades de turno no recibieron al muchachito caprichoso tal y como el quería. Empezó la guerra.
Deprimido, feroz, vengativo, como un reverendo malcriado, regresa a La Habana y juega la carta fatal del Comunismo, la de los Blas Roca, Anibal Escalante, Carlos R. Rodriguez y otros viejos militantes del Partido Socialista Popular (Comunista) montados a última hora al carro de la Revolución Popular. Carta fatal, la de la K.G.B. Comenzaba así la destrucción de la Nación cubana. El gradual desmontaje de todas las estructuras de la economía y la sociedad.
Estaba yo en la escuela, creo que en cuarto grado y la maestra de Geografía con un enorme mapa de plástico señalaba con aquella cañita brava que hacia las veces de puntero, los países europeos… “ esta es Alemania Federal (R.F.A) y esta, Alemania Democrática (R.D.A)”… “…Cuál es la “mala” y cuál es la “buena”?...”. "A ver Cajlito"… y mi “socio”, alumno aventajado, se levanta inocente y le dice resuelto: “Seño, la buena es la RFA y la mala es la otra, me lo dijo mi abuelo…”. “No niño!!! Es al revés!”…. Al otro día llamaron a los padres y al abuelo a la Dirección. El abuelo, que luego, cuando crecí fue mi amigo unos pocos años, dijo ese día que su nieto lo había entendido mal. Carlitos también entendió enseguida que las cosas de la vida serían más complicadas de lo que pensaba.
La educación de infantes y jóvenes, responsabilidad primera de los padres, es al final un resultado conjunto de las escuelas y el hogar. Las generaciones educadas en la Revolución sin darnos cuenta poco a poco fuimos siendo “secuestradas” del hogar. Los semi internados, las escuelas al campo y finalmente las escuelas en el campo nos fueron sutilmente arrancando de nuestras casas y nuestras familias, nos vistieron y calzaron iguales, nos pusieron a comer con cuchara, nos mezclaron a todos, nos pusieron a trabajar en el campo con 12 años, a las ocho de la mañana ya estábamos empapados de agua en aquellos frios surcos de tabaco de Pinar del Río y luego con el Sol la ropa se nos secaba encima, dormíamos en barracones de palo, tremenda aventura! sin duda alguna y como servicios higiénicos “letrinas”, papel sanitario?, el periódico del día…la comida mala, bien mala. Maestros y Maestras jóvenes también, gente de todo tipo, la improvisación campeante y rampante. Llegó la Revolución!!...
Escuela “al campo”, luego las escuelas “en el campo” aunque para algunos significó una instalación mejor que su propio hogar humilde, salvo por su estructura de concreto era más de lo mismo. Becados de Domingo a Sábado con un “pase” de menos de 24 horas, a mediodía del Sábado.
Se habian puesto de moda las fiestecitas en casa de fulano o menganita. Casi enseguida de llegar a casa nos estábamos arreglando para la fiesta, venía la bronca con mi hermano Manolito por los tenis “de tio Julio”, los que nos trajo de Italia cuando fue cubriendo al equipo de basquet. No coño, esta semana te tocan a ti “los zapatos de cocodrilo”, al final siempre resolvíamos, intervención de la vieja mediante y cada uno salía para su fiesta pues estábamos en becas distintas. El menor,“El Fiñe”, todavía era chiquito, casi ni le hacíamos caso. El domingo dormíamos la mañana, nos levantaban para almorzar, a veces estaba el viejo que me mandaba a comprar vino chileno a la bodega de la esquina, era la época de Salvador Allende. Nos juntábamos todos un ratico.…. Y comenzar enseguida a preparar el maletín de regreso a la beca, a las 4 nos recogía la guagua en el “punto”, las rápidas despedidas, y siempre con el cartuchito de huevos frescos de a peso para tirarle a las guaguas de otra escuela que nos cruzaremos en la carretera y la cajita de cigarros que me duraba toda la semana. Pasaron los años, seis largos años y vino la Universidad. Ya estaría en La Habana para siempre, le dije a Manolo, el hermano que me seguía, a el le faltaba un año todavía y el mas pequeño comenzaba entonces en su beca. Casi nunca lo hemos visto.
Mis hermanos de verdad son los que conviví en los “campamentos escuelas” durante tantos años, donde nos hicimos hombres juntos, tuvimos sangrientas broncas, ligámos nuestras primeras novias, nos metimos de madrugada a la cocina a robar pan, malta y mantequilla, compartimos los cigarrillos que fumábamos a escondidas y nos prestamos los primeros libros. Nuestro padre era Fidel Castro, cabeza de familia de nuestro hogar de tantos años, el que nos arrancó de casa, de la familia verdadera y nos llevó a criar a un hierbasal para llenarnos la cabeza de musarañas. Para envenenarnos la vida.
En la Universidad me encuentro otra vez a "mi hermano" Carlos, una pila de años juntos en las becas y ahora de nuevo juntos en La Colina. Ya éramos “adultos” y comenzábamos a reflexionar en serio. Todavía se podía salir en La Habana, nos íbamos al Potín a comernos tremendos sandwiches, o a 17 y 12 por un irrepetible arroz frito con maripositas chinas y una cerveza, con las jebitas a la noche al bar del 1830, oscurito, o a Los Violines, El Avioncito, La Red, el Wakamba, Doña Rosina y caray!.... al Mesón de La Chorrera donde había “un tiro de laguer” los domingos en la mañana…todo esto con los pesitos cubanos que cuando cobraban nos daban los viejos de mesada. Me recuerdo caminado por El Vedado, ya tarde de madrugada, con la novia de la mano sorteando con disimulo los charquitos en la acera pues tenia sendos huecos en las suelas en mis zapatos de cocodrilo, dándonos besos, tremendos mates!, hasta la parada, "apretando" riquísimo en un portalito oscuro. A veces se acababa el dinero y entraba a hurtadillas al cuarto de los viejos a tumbarle diez pesos de la billetera. El se hacía el dormido. Después empecé a "llevarle" las llaves del Ladita para dejar a la novia, el mismo que Ladita verde que tiene hoy, viejo, desconchinflado, ahora que ya es un General en retiro.
Mi padre era entonces un oficial de mediano rango del “Ministerio”, hombre austero, la vieja también. No los veíamos mucho. El viajaba bastante y recuerdo que se nos "aparecía"con un estuche de plumones, una calculadorita, lápices de colores para el pequeño y tres gorritas de algún partido político del mundo. Devolvía el dinerito del viaje que le había sobrado.
Yo era el mayor y le reclamaba mas, una vez me trajo un Seiko de Panamá después del KO fulminante que le propiné a un anormal que se metió con mi noviecita y él casualmente me miraba de lejos, otra vez nos trajo una grabadorita Sony, chiquitica. Aquello fué lo mas grande del mundo!!.. Toda mi música ingles, KC, Grand Funck, Led Zeppelin, Black Sabath, Génesis, Boston, Elton John, los dos Barrys, Electrc Light, Santana…. fué cuando me regalaron un amplificador, de aquellos de bombillos, bueno para fiestas y se lo conectaba a la diminuta grabadorita con unos alambres viejos, hasta que reventó!
Nos reuníamos con frecuencia en casa del abuelo de Carlos, un gigante huesudo, casi siempre con barba de dos dias, su camiseta sin mangas de tres “balazos” y aquella cruzecita de oro en medio del pecho. Me prestaba libros de Buffalo Bill, Cacerías en Sumatra y Java y La Edad de Oro, yo le llevé “Crímen y Castigo” (Puñetero, me has tenido tres días sin dormir!!, me lo enmarañó, nunca me lo devolvió..) y le llevaba también libros rusos de aquellos de guerra y tiroteo y ahí echamos muchas calurosas tardes de Marianao en su lúgubre casona despintada, dándonos tragos de alcohol preparado, dominó, ajedrez o tiro al blanco con cerbatana en la puerta del cuarto,“conversando de la vida”.
Me habían elegido en mi trabajo como dirigente Sindical, yo lo acepté, a ver si podía por fin conseguir botas, guantes, caretas todo lo que nos faltaba y el viejito, que ya era mi brother, se reía…no vas a conseguir nada!... solo disgustos, tronaba su vozarrón y soltaba un escupitajo...Además, yo odio a los obreros, siempre fui administrador y con esos nunca se queda bien…. Como vas a odiar a los obreros coño?.!!!. .Si, no los puedo ver ni en pintura mijo!...Y se iba cabrón para el patio, mascando su tabaco, a regar las matas.
Y es verdad que no conseguí nada del Sindicato, solo tediosas reuniones en el “Municipio” que a veces fallaban y en la desilusión me cogía la tarde libre. Me invitaban a las reuniones de los famosos “Cuatro Factores”: Partido, Juventud, Administración y Sindicato, me sentía como un “gremnlin” dentro de ellos, siempre fuí liberal en mis opiniones pero lo tomaban como algo de mi carácter, a veces fruncían el seño. Como el día que me dijeron que tenía que decir unas palabras a los trabajadores no recuerdo por qué fecha y se me ocurrió decir en mi “discurso” algo así como… “ es lo que esperarían de nosotros nuestros muertos”….Después me llamo la del Partido para decirme que “eso de nuestros muertos” fué incorrecto, “tenías que haber dicho los mártires de la Revolución”. Ahh!, bueno, disculpa entonces...Luego me invitó al “Carlos Marx” que hablaría el comandante, “solo para gente de confianza”…era la bronca con Gorbachov y el tipo habló histérico en contra de la Perestroika, de los equipos obsoletos que nos habían mandado siempre y en una de esas que todos se ponen de pié delirantes para aplaudir, me quedé sentado y con las manos quietas, la del partido a mi lado, solo me miró por encima del hombro, no me dijo nada cuando se sentó. Sabía que estaba sentenciado. Pocos días después me propusieron irme a la Microbrigada que construía un edificio para los trabajadores de la empresa por dos años. Yo me negué, no sé nada de construcción!…. “Me quieren tirar de la azotea o de un andamio, me dije”. Una semana después pedí la baja. Me la dieron enseguidita. Diles que vas para un curso del Sindicato, si te pregunta la gente, sabes, guiñándome un ojo la del Partido. La tipa era la mejor en su profesión. Una “mostra”. Podía haberme “hecho croqueta”, lo sé pero me dejó seguir. Se llamaba Marta.
Años atrás cuando terminamos la Universidad nos mandaron a un Concentrado Militar, seis meses a un Regimiento del Ejército para concluir la materia de guerra que nos impartieron durante cinco años como una asignatura mas de la carrera, en mi caso, Comunicaciones. Vestidos de soldados, con barraca y todo, aquello era un relajo, nunca dormí ahí. Los oficiales ni me conocían, nunca estaba. Mis amigos decían “aquí” por mi cuando pasaban lista, tempranito de mañana y por la noche.
Un día a Carlos se le ocurre robarle un chivo a un güajiro colindante para hacer una fiesta allá con el abuelo en Marianao y lo partieron. Seis meses después nos graduamos de tenientes de la reserva militar todos y casi al mismo tiempo le llega a Carlos la citación para el juicio por lo del chivo. Se aparece vestido de Teniente y va directo hacia el banquillo de los acusados, se sienta y el juez le dice, perdone oficial, ese es el banquillo de los acusados…Si, yo soy el acusado, responde el muy descarado….Le pusieron una multa del carajo. El chivo más caro del mundo.
En aquella vieja casona despintada de Marianao me contó el viejito de que “teníamos en 1959 una ganadería del carajo, 6 millones de cabezas de ganado, una por habitante”, “estábamos entre los primeros del mundo, igualito en teléfonos, automóviles, carreteras, trenes, electrificación, factores que miden el desarrollo de los países…si sales un día de viaje te darás cuenta que lo que te digo no es mentira compadre!..” Eramos amigos.
Un día, ya grande, salí por el mundo. Era verdad.
Pero me dí cuenta también de algo fundamental y que me preocupa bastante, me dí cuenta del daño que en mayor o menor medida nos hizo el tipo de educación que recibimos del padre “subliminal”, el ficticio que se tornó tan real hasta el punto de marcarnos para siempre, la formación del hogar fue la que quiso darnos ese usurpador del hogar, destructor de la familia, célula elemental de la sociedad. A estas alturas ya no es tan importante determinar si fue la KGB que le “comió el coco” al malcriadito de Fidel Castro o fue su pura culpa que nos quedáramos sin vacas y casi sin moral que es mucho peor. El deterioro que ha traído este experimento social tardará mucho en repararse. Al arrancar a los niños de casa a merced de los caprichos de un “padre” impuesto por encima de los padres biológicos, de la intimidad, estilo y modos de cada familia, un mentor errático, desordenado, oportunista, gamberro, irresponsable y vanidoso trae unas consecuencias atroces que ya hoy contemplamos pasmados.
Hace poco en una tienda de piezas de carros de Miami me encuentro un viejo amigo de la secundaria que trabajaba ahí, después de los abrazos sinceros me cuenta que acababa de llegar y le habían resuelto "esa pincha", se veía muy contento… “Esto si que es un vacilón compadre, fíjate que ya tengo mi negocito aparte, vendo todo lo que hay en esta tienda a mitad de precio…así que no compres nada. Después me llamas, esta es mi tarjeta, y me dices qué necesitas y yo te lo pongo en la puerta de la casa”. ¿Pero como es eso jabao, a mitad de precio? …Si mi hermano, la otra mitad que la pague el Gobierno!...
El pobre, creo que perdí mi tiempo explicándole que esa empresa no era del Gobierno, que era una reconocida firma privada del país y posiblemente del mundo. “Dale viejo, sigues con la misma muela de siempre. Coño, no cambias compadre!..”.A los tres meses lo botaron, salió en coche!...
Cenando con Carlos hace unas noches, hablábamos de esas cosas y me dice reflexivo, tu te imaginas si a los mejicanos les hubiesen dado la educación talibana nuestra ...…Tendríamos 90 millones de ilegales!!...
Luego, regresando a mi casa diluido en la inmensidad del tráfico pensaba en Manolito y en "El Fiñe" que se quedaron allá y hace como 15 años que no veo. Por qué habrémos salido distintos?, me pregunté con tristeza..…Creo que fueron tantas cosas; aquellas becas distantes del hogar y otras circunstancias que ahora medito....Guardo con cariño especial el recuerdo de aquellas tardes de Marianao con el viejo Cuco, aquel anciano preso-político de la Isla de Pinos, sus libros y sus historias. Habrá sido eso?..... El viejo Cuco cará!...Dios lo tenga en la Gloria.
Poco a poco, cada uno, desde su íntima perspectiva, fué acumulando con paciencia espartana datos, imágenes y sonidos.
No es un secreto que desde 1959 empezaron a arder los cañaverales inflamados desde avionetas que con toda impunidad despegaban en E.U….
Fidel Castro vino a Nueva York, a la O.N.U y terminó en el barrio de Harlem arengando a los negros desde un balcón del Hotel María pues todo indica que las autoridades de turno no recibieron al muchachito caprichoso tal y como el quería. Empezó la guerra.
Deprimido, feroz, vengativo, como un reverendo malcriado, regresa a La Habana y juega la carta fatal del Comunismo, la de los Blas Roca, Anibal Escalante, Carlos R. Rodriguez y otros viejos militantes del Partido Socialista Popular (Comunista) montados a última hora al carro de la Revolución Popular. Carta fatal, la de la K.G.B. Comenzaba así la destrucción de la Nación cubana. El gradual desmontaje de todas las estructuras de la economía y la sociedad.
Estaba yo en la escuela, creo que en cuarto grado y la maestra de Geografía con un enorme mapa de plástico señalaba con aquella cañita brava que hacia las veces de puntero, los países europeos… “ esta es Alemania Federal (R.F.A) y esta, Alemania Democrática (R.D.A)”… “…Cuál es la “mala” y cuál es la “buena”?...”. "A ver Cajlito"… y mi “socio”, alumno aventajado, se levanta inocente y le dice resuelto: “Seño, la buena es la RFA y la mala es la otra, me lo dijo mi abuelo…”. “No niño!!! Es al revés!”…. Al otro día llamaron a los padres y al abuelo a la Dirección. El abuelo, que luego, cuando crecí fue mi amigo unos pocos años, dijo ese día que su nieto lo había entendido mal. Carlitos también entendió enseguida que las cosas de la vida serían más complicadas de lo que pensaba.
La educación de infantes y jóvenes, responsabilidad primera de los padres, es al final un resultado conjunto de las escuelas y el hogar. Las generaciones educadas en la Revolución sin darnos cuenta poco a poco fuimos siendo “secuestradas” del hogar. Los semi internados, las escuelas al campo y finalmente las escuelas en el campo nos fueron sutilmente arrancando de nuestras casas y nuestras familias, nos vistieron y calzaron iguales, nos pusieron a comer con cuchara, nos mezclaron a todos, nos pusieron a trabajar en el campo con 12 años, a las ocho de la mañana ya estábamos empapados de agua en aquellos frios surcos de tabaco de Pinar del Río y luego con el Sol la ropa se nos secaba encima, dormíamos en barracones de palo, tremenda aventura! sin duda alguna y como servicios higiénicos “letrinas”, papel sanitario?, el periódico del día…la comida mala, bien mala. Maestros y Maestras jóvenes también, gente de todo tipo, la improvisación campeante y rampante. Llegó la Revolución!!...
Escuela “al campo”, luego las escuelas “en el campo” aunque para algunos significó una instalación mejor que su propio hogar humilde, salvo por su estructura de concreto era más de lo mismo. Becados de Domingo a Sábado con un “pase” de menos de 24 horas, a mediodía del Sábado.
Se habian puesto de moda las fiestecitas en casa de fulano o menganita. Casi enseguida de llegar a casa nos estábamos arreglando para la fiesta, venía la bronca con mi hermano Manolito por los tenis “de tio Julio”, los que nos trajo de Italia cuando fue cubriendo al equipo de basquet. No coño, esta semana te tocan a ti “los zapatos de cocodrilo”, al final siempre resolvíamos, intervención de la vieja mediante y cada uno salía para su fiesta pues estábamos en becas distintas. El menor,“El Fiñe”, todavía era chiquito, casi ni le hacíamos caso. El domingo dormíamos la mañana, nos levantaban para almorzar, a veces estaba el viejo que me mandaba a comprar vino chileno a la bodega de la esquina, era la época de Salvador Allende. Nos juntábamos todos un ratico.…. Y comenzar enseguida a preparar el maletín de regreso a la beca, a las 4 nos recogía la guagua en el “punto”, las rápidas despedidas, y siempre con el cartuchito de huevos frescos de a peso para tirarle a las guaguas de otra escuela que nos cruzaremos en la carretera y la cajita de cigarros que me duraba toda la semana. Pasaron los años, seis largos años y vino la Universidad. Ya estaría en La Habana para siempre, le dije a Manolo, el hermano que me seguía, a el le faltaba un año todavía y el mas pequeño comenzaba entonces en su beca. Casi nunca lo hemos visto.
Mis hermanos de verdad son los que conviví en los “campamentos escuelas” durante tantos años, donde nos hicimos hombres juntos, tuvimos sangrientas broncas, ligámos nuestras primeras novias, nos metimos de madrugada a la cocina a robar pan, malta y mantequilla, compartimos los cigarrillos que fumábamos a escondidas y nos prestamos los primeros libros. Nuestro padre era Fidel Castro, cabeza de familia de nuestro hogar de tantos años, el que nos arrancó de casa, de la familia verdadera y nos llevó a criar a un hierbasal para llenarnos la cabeza de musarañas. Para envenenarnos la vida.
En la Universidad me encuentro otra vez a "mi hermano" Carlos, una pila de años juntos en las becas y ahora de nuevo juntos en La Colina. Ya éramos “adultos” y comenzábamos a reflexionar en serio. Todavía se podía salir en La Habana, nos íbamos al Potín a comernos tremendos sandwiches, o a 17 y 12 por un irrepetible arroz frito con maripositas chinas y una cerveza, con las jebitas a la noche al bar del 1830, oscurito, o a Los Violines, El Avioncito, La Red, el Wakamba, Doña Rosina y caray!.... al Mesón de La Chorrera donde había “un tiro de laguer” los domingos en la mañana…todo esto con los pesitos cubanos que cuando cobraban nos daban los viejos de mesada. Me recuerdo caminado por El Vedado, ya tarde de madrugada, con la novia de la mano sorteando con disimulo los charquitos en la acera pues tenia sendos huecos en las suelas en mis zapatos de cocodrilo, dándonos besos, tremendos mates!, hasta la parada, "apretando" riquísimo en un portalito oscuro. A veces se acababa el dinero y entraba a hurtadillas al cuarto de los viejos a tumbarle diez pesos de la billetera. El se hacía el dormido. Después empecé a "llevarle" las llaves del Ladita para dejar a la novia, el mismo que Ladita verde que tiene hoy, viejo, desconchinflado, ahora que ya es un General en retiro.
Mi padre era entonces un oficial de mediano rango del “Ministerio”, hombre austero, la vieja también. No los veíamos mucho. El viajaba bastante y recuerdo que se nos "aparecía"con un estuche de plumones, una calculadorita, lápices de colores para el pequeño y tres gorritas de algún partido político del mundo. Devolvía el dinerito del viaje que le había sobrado.
Yo era el mayor y le reclamaba mas, una vez me trajo un Seiko de Panamá después del KO fulminante que le propiné a un anormal que se metió con mi noviecita y él casualmente me miraba de lejos, otra vez nos trajo una grabadorita Sony, chiquitica. Aquello fué lo mas grande del mundo!!.. Toda mi música ingles, KC, Grand Funck, Led Zeppelin, Black Sabath, Génesis, Boston, Elton John, los dos Barrys, Electrc Light, Santana…. fué cuando me regalaron un amplificador, de aquellos de bombillos, bueno para fiestas y se lo conectaba a la diminuta grabadorita con unos alambres viejos, hasta que reventó!
Nos reuníamos con frecuencia en casa del abuelo de Carlos, un gigante huesudo, casi siempre con barba de dos dias, su camiseta sin mangas de tres “balazos” y aquella cruzecita de oro en medio del pecho. Me prestaba libros de Buffalo Bill, Cacerías en Sumatra y Java y La Edad de Oro, yo le llevé “Crímen y Castigo” (Puñetero, me has tenido tres días sin dormir!!, me lo enmarañó, nunca me lo devolvió..) y le llevaba también libros rusos de aquellos de guerra y tiroteo y ahí echamos muchas calurosas tardes de Marianao en su lúgubre casona despintada, dándonos tragos de alcohol preparado, dominó, ajedrez o tiro al blanco con cerbatana en la puerta del cuarto,“conversando de la vida”.
Me habían elegido en mi trabajo como dirigente Sindical, yo lo acepté, a ver si podía por fin conseguir botas, guantes, caretas todo lo que nos faltaba y el viejito, que ya era mi brother, se reía…no vas a conseguir nada!... solo disgustos, tronaba su vozarrón y soltaba un escupitajo...Además, yo odio a los obreros, siempre fui administrador y con esos nunca se queda bien…. Como vas a odiar a los obreros coño?.!!!. .Si, no los puedo ver ni en pintura mijo!...Y se iba cabrón para el patio, mascando su tabaco, a regar las matas.
Y es verdad que no conseguí nada del Sindicato, solo tediosas reuniones en el “Municipio” que a veces fallaban y en la desilusión me cogía la tarde libre. Me invitaban a las reuniones de los famosos “Cuatro Factores”: Partido, Juventud, Administración y Sindicato, me sentía como un “gremnlin” dentro de ellos, siempre fuí liberal en mis opiniones pero lo tomaban como algo de mi carácter, a veces fruncían el seño. Como el día que me dijeron que tenía que decir unas palabras a los trabajadores no recuerdo por qué fecha y se me ocurrió decir en mi “discurso” algo así como… “ es lo que esperarían de nosotros nuestros muertos”….Después me llamo la del Partido para decirme que “eso de nuestros muertos” fué incorrecto, “tenías que haber dicho los mártires de la Revolución”. Ahh!, bueno, disculpa entonces...Luego me invitó al “Carlos Marx” que hablaría el comandante, “solo para gente de confianza”…era la bronca con Gorbachov y el tipo habló histérico en contra de la Perestroika, de los equipos obsoletos que nos habían mandado siempre y en una de esas que todos se ponen de pié delirantes para aplaudir, me quedé sentado y con las manos quietas, la del partido a mi lado, solo me miró por encima del hombro, no me dijo nada cuando se sentó. Sabía que estaba sentenciado. Pocos días después me propusieron irme a la Microbrigada que construía un edificio para los trabajadores de la empresa por dos años. Yo me negué, no sé nada de construcción!…. “Me quieren tirar de la azotea o de un andamio, me dije”. Una semana después pedí la baja. Me la dieron enseguidita. Diles que vas para un curso del Sindicato, si te pregunta la gente, sabes, guiñándome un ojo la del Partido. La tipa era la mejor en su profesión. Una “mostra”. Podía haberme “hecho croqueta”, lo sé pero me dejó seguir. Se llamaba Marta.
Años atrás cuando terminamos la Universidad nos mandaron a un Concentrado Militar, seis meses a un Regimiento del Ejército para concluir la materia de guerra que nos impartieron durante cinco años como una asignatura mas de la carrera, en mi caso, Comunicaciones. Vestidos de soldados, con barraca y todo, aquello era un relajo, nunca dormí ahí. Los oficiales ni me conocían, nunca estaba. Mis amigos decían “aquí” por mi cuando pasaban lista, tempranito de mañana y por la noche.
Un día a Carlos se le ocurre robarle un chivo a un güajiro colindante para hacer una fiesta allá con el abuelo en Marianao y lo partieron. Seis meses después nos graduamos de tenientes de la reserva militar todos y casi al mismo tiempo le llega a Carlos la citación para el juicio por lo del chivo. Se aparece vestido de Teniente y va directo hacia el banquillo de los acusados, se sienta y el juez le dice, perdone oficial, ese es el banquillo de los acusados…Si, yo soy el acusado, responde el muy descarado….Le pusieron una multa del carajo. El chivo más caro del mundo.
En aquella vieja casona despintada de Marianao me contó el viejito de que “teníamos en 1959 una ganadería del carajo, 6 millones de cabezas de ganado, una por habitante”, “estábamos entre los primeros del mundo, igualito en teléfonos, automóviles, carreteras, trenes, electrificación, factores que miden el desarrollo de los países…si sales un día de viaje te darás cuenta que lo que te digo no es mentira compadre!..” Eramos amigos.
Un día, ya grande, salí por el mundo. Era verdad.
Pero me dí cuenta también de algo fundamental y que me preocupa bastante, me dí cuenta del daño que en mayor o menor medida nos hizo el tipo de educación que recibimos del padre “subliminal”, el ficticio que se tornó tan real hasta el punto de marcarnos para siempre, la formación del hogar fue la que quiso darnos ese usurpador del hogar, destructor de la familia, célula elemental de la sociedad. A estas alturas ya no es tan importante determinar si fue la KGB que le “comió el coco” al malcriadito de Fidel Castro o fue su pura culpa que nos quedáramos sin vacas y casi sin moral que es mucho peor. El deterioro que ha traído este experimento social tardará mucho en repararse. Al arrancar a los niños de casa a merced de los caprichos de un “padre” impuesto por encima de los padres biológicos, de la intimidad, estilo y modos de cada familia, un mentor errático, desordenado, oportunista, gamberro, irresponsable y vanidoso trae unas consecuencias atroces que ya hoy contemplamos pasmados.
Hace poco en una tienda de piezas de carros de Miami me encuentro un viejo amigo de la secundaria que trabajaba ahí, después de los abrazos sinceros me cuenta que acababa de llegar y le habían resuelto "esa pincha", se veía muy contento… “Esto si que es un vacilón compadre, fíjate que ya tengo mi negocito aparte, vendo todo lo que hay en esta tienda a mitad de precio…así que no compres nada. Después me llamas, esta es mi tarjeta, y me dices qué necesitas y yo te lo pongo en la puerta de la casa”. ¿Pero como es eso jabao, a mitad de precio? …Si mi hermano, la otra mitad que la pague el Gobierno!...
El pobre, creo que perdí mi tiempo explicándole que esa empresa no era del Gobierno, que era una reconocida firma privada del país y posiblemente del mundo. “Dale viejo, sigues con la misma muela de siempre. Coño, no cambias compadre!..”.A los tres meses lo botaron, salió en coche!...
Cenando con Carlos hace unas noches, hablábamos de esas cosas y me dice reflexivo, tu te imaginas si a los mejicanos les hubiesen dado la educación talibana nuestra ...…Tendríamos 90 millones de ilegales!!...
Luego, regresando a mi casa diluido en la inmensidad del tráfico pensaba en Manolito y en "El Fiñe" que se quedaron allá y hace como 15 años que no veo. Por qué habrémos salido distintos?, me pregunté con tristeza..…Creo que fueron tantas cosas; aquellas becas distantes del hogar y otras circunstancias que ahora medito....Guardo con cariño especial el recuerdo de aquellas tardes de Marianao con el viejo Cuco, aquel anciano preso-político de la Isla de Pinos, sus libros y sus historias. Habrá sido eso?..... El viejo Cuco cará!...Dios lo tenga en la Gloria.
2 comentarios:
Excelente artículo, Cuco.
Felicidades!
Isis
Muchas gracias Majestad. Gracias por acercarce a mi trinchera.
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